Corría el otoño del año 2010. El grupo Maru-jasp representaba El burgués gentilhombre por los pueblos y caminos donde se celebraba un certamen o una muestra de teatro y habían sido seleccionados. Habían dejado atrás otras producciones que les habían reportado muchas alegrías y muchos premios y habían decidido incorporar otro montaje a su repertorio. En ello estaban cuando un miembro del grupo recibió de Paco Peña un texto que le había llegado de un tal Javier Juárez, un periodista comprometido que estaba trabajando por la defensa de las familias de las chicas asesinadas en Ciudad Juárez (Méjico). Javier se había propuesto encontrar a alguien en Alcalá que pusiera cuerpo y voz a ese texto, que ya se había representado en Méjico, Argentina, Chile, Italia, Grecia e, incluso, España. Todo el grupo leyó el texto, todo el grupo quedó sorprendido por lo que decía, por lo que aportaba, por lo que suponía. Así entró Mujeres de arena en la vida de Maru-jasp. Unos vieron en el texto sentimiento, otros dolor, algunos poesía y todos decidieron abordarlo, aunque con muchas dudas de cómo hacerlo. Empezaron a preguntar, a documentarse, a ver videos en youtube y a buscar director para ponerlo en marcha, como grupo no profesional este era un aspecto importante que podía dar al traste con el proyecto. Puestas así las cosas pusieron anuncios, corrió el boca a boca y se propuso un casting de directores, que supuso cierto morbo para los actores, que se veían en la posición de “elegir” en lugar de “ser elegidos”. Hubo varias propuestas y llegó a haber una votación para elegir director. Así llegó al grupo Juanma Casero, actor y director, que se atrevió con el proyecto. Valiente por el proyecto, valiente por atreverse con un grupo que no conocía. Nos sorprendió a todos con su planificación de ensayos y el esquema de montaje que ya tenía en su cabeza desde el primer día, parecía que a él también le seducía dirigir Mujeres de arena. Le apetecía mostrar lo que estaba ocurriendo en Ciudad Juárez, insistiendo mucho en que no quería contar, quería mostrar.
En noviembre empezaron los ensayos. Con cierto rigor y cierto orden, poco a poco fuimos descubriendo el dolor de las familias, la inocencia de la juventud, la dureza del entorno, la injusticia de la Justicia, la angustia de la incertidumbre, la lucha de las madres, la alegría de los recuerdos, la añoranza de la niñez, la vida… que se les había arrebatado. Los días de ensayo permitían encontrar nuevas acciones, nuevos matices de interpretación, la obra se iba desarrollando, el montaje se iba componiendo y el grupo se iba encontrando cada día más cerca de las muchachas de Ciudad Juárez. En medio de todo ello las noticias de los telediarios nos mostraban una comisaria comprometida con aportar luz a este feminicidio que apenas duraba mes y medio en el cargo, una madre asesinada frente a una cámara por el mismo asesino que había segado la vida de su hija, una militante comprometida a la que le queman su casa y amenazada de muerte tiene que exiliarse de Ciudad Juárez, un mundo de barbarie cada vez más conocido.
El grupo Maru-jasp quiere aportar su denuncia y mostrar lo que sucede en Ciudad Juárez a un público que no saldrá indiferente y que, en algunos momentos, se mostrará incómodo en su butaca. Aunque Maru-jasp se ha acercado a diversos géneros teatrales, comedia, teatro contemporáneo, clásicos, es la primera vez que lo hace con el denominado género de teatro documental, basado en hechos reales. El director Juanma Casero pretende mostrar una realidad cruel y amarga, teñida de momentos de melancolía, de alegría, de inocencia, de recuerdos felices, un montaje alejado del dramatismo al que nos podría llevar el tema que desarrolla Mujeres de arena, para centrarse en los momentos y en los testimonios reales de una carta, el diario de una de las víctimas, poemas, canciones, denuncias y recuerdos.
Mujeres de arena está escrita como escenas independientes con un mismo hilo conductor, con dramaturgia de Humberto Robles. Es un ejemplo de teatro comprometido con causas del presente. La obra rebasa fronteras cumpliendo con el objetivo de denunciar estos feminicidios, dándole eco y voz a las más de setecientas mujeres y niñas brutalmente masacradas, y sumándose a los familiares, individuos y colectivos que luchan a favor de la más elemental justicia y contra más de diecisiete años de absoluta impunidad, indiferencia y negligencia gubernamentales. Teatro como verdadera herramienta de combate, que debe cumplir una función social, de denuncia, de quehacer comprometido.
En este montaje se han implicado muchas personas y todas ellas sin ánimo de lucro. El grupo apuesta por Mujeres de arena, los actores se entregan en un espectáculo en el que pretenden mostrar la emoción, la crueldad, la ilusión, el miedo y la esperanza de unas muchachas, de sus madres y padres, de sus hermanas; los técnicos aportan su maestría con la iluminación y el sonido como un personaje más de la obra; el director coordina todos estos elementos para que parezca que todo es sencillo, como las cosas verdaderas. Y detrás de todo la ONG Sin ellas no estamos todos, presidida por Javier Juárez, que apoya y mantiene viva la lucha a este lado del océano.
El 12 de marzo a las 20:00 los actores esperaban entre cajas y el oscuro que debía dar comienzo a la función no se producía. La sala estaba llena, se habían agotado todas las entradas, pero un grupo de personas insistía en que le interesaba mucho ver la obra, se colocaron unas cuantas sillas más, se les hizo un hueco y. por fin, el oscuro llegó y sonó el viento del desierto. Una hora y seis minutos después el público rompió en aplausos, más de la mitad de la sala en pie, el director, los actores, los técnicos, la autora de la música, todos a escena y el público seguía aplaudiendo. Todos entran a los camerinos, abrazos, emoción y alguna lágrima. Mujeres de arena y Maru-jasp había empezado a andar con la sensación de que les queda mucho camino por recorrer…juntos.
De momento, Maru-jasp hace entrega de la recaudación del estreno, setecientos cincuenta euros, a Javier Juárez para la ONG Sin ellas no estamos todos como apoyo a su denuncia permanente.
Jose Bernal