domingo, 31 de julio de 2011

Denuncian desapariciones a través del teatro

El Teatro es el “arte de representar historias frente a una audiencia”.

Desde el pasado primero de julio el rostro de Gabriela es visto en las principales avenidas de Xalapa. Su rostro se suma al de muchas mujeres, hombres, jóvenes, adolescentes y niños mexicanos quienes han dejado un vacío en sus hogares. En la capital de Veracruz, en lo que va del año se han reportado la desaparición de adolescentes cuya cifra oficial se desconoce. El caso ha dado de qué hablar, más allá de las voces de los Medios de Comunicación, es el de Gabriela Benítez Ibarra.

“¿A dónde van los desaparecidos?” pregunta Rubén Blades en una de sus canciones.

Se afirma que el Teatro y las Artes en general no pueden cambiar el mundo, pero sí que invitan a la reflexión sobre lo que malo que sucede en él y alientan lo bueno.

En pasadas fechas en los escenarios de Xalapa se pudieron contemplar dos montajes: “Usted está aquí” de Bárbara Colio, escenificada por la Compañía Titular de Teatro (ORTEUV), y “Mujeres de arena”, de Humberto Robles, lograda con la participación de un grupo independiente.

Ambos montajes abordan el tema de los desaparecidos. El primero antes citado, narra la historia de una madre quien sufre la pérdida de su único hijo, quien fue secuestrado; el segundo se centra en el caso de las Mujeres de Ciudad Juárez, mujeres desaparecidas que –en algunos casos- luego fueron encontradas como huesos en el desierto.

En los dos textos, sus autores toman la desaparición como eje para evidenciar aquello que en años recientes lastima a la sociedad mexicana: La corrupción, impunidad, indiferencia y violencia.

Tanto Bárbara Colio como Humberto Robles no preguntan “¿A dónde van los desaparecidos?”, escudriñan en el “¿qué pasa con quienes se quedan aquí?, luego de sufrir la desaparición de un familiar.

Así, los dramaturgos “ponen el dedo en la llaga” en aquello que muchos se empeñan en negar, narrando historias que son conocidas a manera de notas informativas en los Medios de Comunicación, pero que a través del Teatro se vuelven cercanas, dolorosamente cercanas.

“¿En qué piensa una mujer cuando le apuntan con un arma la cabeza?

-En que una muerta ya no puede encontrar a su hijo.”

Lo anterior es parte de uno de los diálogos de dos de los personajes de “Usted está aquí”: “Ana”, quien bien podría llamarse también María Isabel Miranda, madre del joven Hugo Alberto Wallace Miranda, o Alejandro Martí, o Maricela Escobedo, o Javier Sicilia, nombres de madres y padres mexicanos quienes tomaron en sus manos las investigaciones requeridas para dar con el paradero de sus hijos secuestrados o las acciones necesarias para pedir justicia ante un gobierno y pueblo que parece no oír, no ver más allá de las ofertas que se brindan en los grandes centros comerciales vociferados por los Medios de Comunicación, y “Señor” quien bien puede tener un nombre cualquiera pero la misma envestidura, la que tienen los más poderosos.

En la obra de Bárbara Colio las acciones se suscitan en Tebas (sí, como la Sófocles), y su protagonista al igual que Antígona, desafía cualquier ley con tal de encontrar a su hijo, vivo o muerto. Algo similar ocurre con los personajes de “Mujeres de arena”. Son una madre, una hija, una prima y una joven asesinada quienes dan a conocer su padecer mediante el texto escrito por de Humberto Robles, que a su vez son testimonios de personas quienes alejadas de la ficción, se ven orillados a enrollarse en el drama de quiénes preguntan “¿Dónde están?”.

Y es que mientras la obra de Colio es meramente ficción -aunque muy parecida a la realidad-, la de Robles repite fragmentos de las historias verídicas de mujeres que han perdido a una hija, una hermana o una prima. Además cita cifras, datos duros que revelan el feminicidio existente en Ciudad Juárez. En el texto de Humberto Robles los hechos, las personas, las muertas, los culpables son llamados y señalados por su nombre real, sin recurrir a Los Clásicos.

“Usted está aquí” concluye con un giro inesperado que recuerda a los espectadores que se hallan atestiguando una obra de Teatro, que les indica Usted está aquí, que los sitúa en su realidad harto parecida a la historia que contemplo en escenario. “Mujeres de arena” parece rematar con puntos suspensivos, como ciertamente se encuentran los más de 3 mil casos (hasta 2010), la mayoría sin resolver, de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez.

Las dos obras, “Usted está aquí” y “Mujeres de arena”, sólo representaron un par de historias ante una audiencia xalapeña, cumpliendo así con el fin y definición más básica del Teatro. Pero estas historias tocaron a su audiencia por ser ellas las que la realidad que se encuentra no en los escenarios y sí en las calles, se niega o encubre.

Mención aparte merecen los actores y actrices de ambos montajes directora y director (Angélica Rogel y Luis Marín, “Usted está aquí” y “Mujeres de arena”, respectivamente), quienes llevaron de la mano a su público por la representación de textos bien logrados, pero que sin un trabajo meticuloso en la escenificación hubiera corrido el peligro de desaparecer en sus intensiones finales y evidentes: evidenciar la Tragedia, invitar a la reflexión y alentar la esperanza de un cambio para bien, porque “mientras haya una luz, quedará la esperanza de que vuelvan…” (cita de “Mujeres de arena”).