jueves, 24 de abril de 2014

Mujeres de Arena, de Humberto Robles, un discurso escénico necesario para comprender a América Latina


Justicia para mi hermana es un documental realizado por la cineasta Kimberly Bautista, que cuenta el camino seguido por Rebeca Chacón para que la muerte de su hermana Adela no quede impune.

Es la historia de muchas mujeres guatemaltecas que luchan cada día porque el feminicidio no sea visto como algo habitual, porque la pérdida invaluable no sea olvidada como si se tratara del extravío de un objeto; es la urgente necesidad de que esta “cultura” patriarcal en su sentido más negativo, desaparezca.

El destino de Adela es tristemente el de muchas mujeres que nunca más regresan a casa.
Con profunda rabia y tristeza, los estudios de género exponen que el feminicidio es una constante creciente que agobia a Latinoamérica de manera alarmante.

¿Cuáles son las raíces del pasado y el contexto del presente que permiten que día a día desaparezcan y mueran mujeres en nuestro continente sin que eso parezca arrebatarnos, escandalizarnos y movilizarnos como el genocidio que es?

Genocidio es una palabra fortísima, pero acaso si sumáramos las cifras que arrojan los estudios realizados desde México hasta Argentina, ¿no sería esta una cantidad extraordinaria que nos obligaría a nombrar las cosas como son?

La violencia hacia la mujer no es exclusiva de México, ni de Guatemala, ni de Argentina o Venezuela. Con muchas caretas existe alrededor del mundo. Algunos de sus rostros son la violencia obstétrica, la deportación sin la posibilidad de contactar con los hij@s, la violencia doméstica, la prostitución forzada, la trata, violencia laboral, etc.

Desde el acoso sexual hasta el maltrato en el noviazgo, la violencia hacia la población femenina alrededor del mundo parece encrudecerse y con indignación la vemos irse tornando “común” en nuestros países.

El problema del asedio sexual no ocurre solo en São Paulo o en Brasil. Debido a los abusos, los vagones separados por género existen en países como Japón, Filipinas, Rusia e India . En México hay, además de vagones de metro, autobuses exclusivos para mujeres. Pero no existen datos que concluyan que esta solución sirve para reducir o acabar con las agresiones.

Londres es un ejemplo de éxito. El año pasado, la ciudad lanzó una campaña que consistía en preparar a la policía del metro para cuidar de los casos de abusos sexuales y, a la vez, concienciar a las mujeres sobre la importancia de denunciar. Bautizada como Project Guardian, la campaña nació tras una encuesta que concluía que el 15% de las niñas y adultas usuarias del metro ya habían sufrido algún abuso, pero el 90% de ellas no presentaron ninguna queja. Unos 2.000 mil policías recibieron entrenamiento y las denuncias aumentaron un 20% entre 2012 y 2013. Entre abril y agosto del año pasado, las detenciones por abusos sexuales en el metro aumentaron un 32%, hasta 170 personas.i

¿Es acaso que las mujeres por el hecho de serlo ya estamos por antonomasia condenadas a sufrir continuamente a lo largo de la historia?

Las movilizaciones femeninas no han “pasado de moda” como si tratara de una tendencia; contrario a lo que se piensa, las mujeres no hemos ganado la guerra, sólo hemos triunfado en algunas batallas.

El caso de algunos países de Latinoamérica es verdaderamente indignante y aterrador, pero el caso de México es particularmente especial por muchos de los ángulos que componen uno de los fenómenos más hirientes de la historia de este país.

Según el informe “Feminicidio en México. Aproximación, tendencias y cambios, 1985- 2009′′, en esos 24 años fueron asesinadas 34.176 mujeres.

El Observatorio de Feminicidio indica que entre el 2010 y el 2011 desaparecieron 3.000 mujeres. Y registran 529 homicidios de enero de 2011 a junio del 2012.ii

Uno de esos biseles fue denotado por el caso de Juárez.

¿Qué es lo que sucede en esta ciudad fronteriza que México no es el mismo, que existe un antes y un después de Juárez?

Las estadísticas, como las noticias, comienzan a disolverse en un maremoto de confusión y ceguera. Existen aquell@s que no las conocen y quienes conociéndolas, las ignoran.

A pesar de la excesiva violencia que vivimos en México y de los esfuerzos que la sociedad civil consciente, las asociaciones civiles y organizaciones no gubernamentales hacen por exponer esta situación, hay ignorancia y a la vez indolencia por parte de la población.
Un porcentaje de la población mexicana no ve porque “no sabe y no se acerca a saber” y otro “porque no quiere verlo”.

La violencia hacia la mujer es una arista más de la violencia organizada que se ha permeado en casi todos los estratos y rincones de nuestra sociedad. Es una de las vestimentas de uso cotidiano del crimen organizado.

Se dice que en Juárez no hay culpables. No los hay porque NO se quiere tener culpables.

...según cálculos de la organización Justicia para Nuestras Hijas, en Chihuahua se han registrado al menos 2 mil 200 feminicidios en los últimos 20 años.iii

Dos mil doscientas mujeres que tienen nombre, cuerpo y una historia. Familia, afectos, un camino trazado y un cúmulo de sueños. Dos mil doscientas vidas que fueron destruidas y que no han recibido justicia. Dos mil doscientas mujeres que jamás volvieron a casa.

¿Dónde están, además, el resto de mujeres que no han sido contabilizadas, porque siguen dentro del margen de “desaparecidas” o de quienes no se han encontrado los restos?

Es por ello que las estadísticas son esas cómplices de doble filo. Para los familiares que perdieron a una de sus mujeres, faltan. Para las autoridades cómplices, sobran.

Y para much@s mexicanos Juárez está muy lejos...

¡Qué alto precio está cobrando la apatía y la falta de solidaridad! El que se haya dejado solamente a una parte de la sociedad (la consciente y solidaria) la tarea de denunciar y trabajar porque los feminicidios sean denunciados, perseguidos y erradicados. Aun cuando todas y todos estamos en peligro de perder a alguien o ser “desaparecid@ o asesinad@”, el clima de impunidad sigue latente y desgraciadamente va en aumento.

El caso de Juárez está extendido a toda la República Mexicana, reportando datos alarmantes. Algunos estados han solicitado que se active una alerta de género. No hay respuesta.

El problema de los feminicidios y violación a los derechos humanos en México alcanza niveles de "crisis", advierte el informe "De sobrevivientes a defensoras: Mujeres que enfrentan la violencia en México, Honduras y Guatemala", elaborado por la Iniciativa de las Mujeres Premio Nobel que el año pasado visitaron el país para investigar este tipo de crímenes.
Entre 2006 y 2012 los feminicidios en México aumentaron 40%. En estados como Chihuahua, el número de asesinatos contra mujeres es 15 veces más alto que el promedio mundial. En el país, se cometen 6.4 asesinatos de mujeres por día, de los cuales, 95% quedan impunes según datos del informe y de la Organización de Naciones Unidas.iv

El nivel de descomposición social en el mundo es elevado, pero lo es aún más con las mujeres, y Latinoamérica es escandalosamente un aparador ideal donde se puede observar con detenimiento este inhumano trato. Es desolador que una tragedia de esta magnitud hermane a muchos países de la llamada Patria Grande.

En Guatemala una mujer busca incansable, justicia para su hermana asesinada, en Brasil las autoridades niegan el acoso en su sistema de transporte metro, menospreciando el grave hecho y en México mueren a diario entre 6 y 7 mujeres sin “que pase nada”.

La problemática de violencia hacia la mujer es colosal. Dolorosamente colosal.

Los sucesos antes mencionados se concatenan cuando vemos que la negligencia de las autoridades fortalece los patrones más negativos heredados por un absurdo patriarcado, exacerbado entre nuestras sociedades machistas.

Las mujeres se han “cosificado”, se les ha reducido a números, estadísticas, número de expediente, “una más”...las mujeres somos tratadas como objetos. Objetos de uso y deshecho, afirmación que se fortalece cuando los casos de violencia son vilipendiados y negados. 

Ignorados de manera flagrante. Desde el acoso en la calle, hasta los feminicidios de Juárez, parecería que el mensaje que se nos da es claro: ustedes, mujeres, no nos importan.

Mapa del feminicidio en América Latina... Son crónicas de mujeres que han sido asesinadas por el hecho de ser mujer.

La palabra no aparece en la Real Academia. Sus casos son ejemplos significativos de un crimen que cada año mata a una enorme cantidad de mujeres en todo el mundo.

Pero a pesar de ser un problema tan grave, no tiene ni nombre ni hay cifras oficiales.

Se le llama “feminicidio” o “femicidio”, según el país, pero cuando se busca en la Real Academia de la Lengua, la respuesta es que esas palabras “no están registradas en el Diccionario”.

Pero obviamente existe. Y en América Latina es especialmente grave.
Tanto que un informe de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) publicado en 2012 indica que en algunos casos alcanza “niveles cercanos a los de pandemia”.v

Ante este panorama algunas mujeres y hombres que buscan justicia para sus familiares, para sus mujeres y para quienes forman parte de la historia de ellas, así como personas solidarias, se han unido en organizaciones de diversa índole buscando un fin común: obtener justicia, poner alto a la violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones y detener los feminicidios.

Desde la trinchera de cada ciudadan@ que busca participar en la búsqueda de justicia y denunciar la impunidad, con miras a que desapareciera por siempre, han surgido diversas iniciativas para este fin. 

Algunas de estos trabajos han sido apoyados y acompañados por artistas, cuya sensibilidad ha permitido que combinando el activismo y el arte, surjan propuestas contundentes para aportar a esta causa social acciones claras que contribuyan a la denuncia y la desaparición de esta guerra de baja intensidad hacia la población femenina.

Una de esas propuestas es la obra dramática Mujeres de arena, cuyo autor Humberto Robles es descrito por Wikipedia como dramaturgo, guionista y activista defensor de derechos humanos, nacido en la Ciudad de México el 9 de noviembre de 1965; pero detrás de esa descripción está la profundidad de un combativo compañero de muchas causas humanas, cuyas cicatrices buscan ser sanadas y curadas permanentemente por algo llamado JUSTICIA. Humberto es un ser humano, un hombre en toda la extensión de la palabra. Su aportación dramatúrgica es inconmensurable cuando se liga a profundis con el tema de las mujeres de Juárez.

La existencia de Mujeres de arena marca un parteaguas en la dramaturgia nacional e internacional.
La gran cantidad de grupos teatrales y artísticos que la han llevado a escena ya sea en su versión de lectura dramatizada o como puesta en escena es prueba fehaciente de este hecho.

Ha habido montajes de diversos grupos profesionales y amateurs de la Ciudad de México, así como en Tampico, Reynosa, Puebla, Guadalajara, León, Guanajuato, Colima, Mexicali, Mérida, Monterrey, Oaxaca, San Luis Potosí, Chihuahua, Estado de México, Hidalgo, Tabasco y Ciudad del Carmen.
Asimismo, esta obra ha sido montada en Sydney, Australia; California, Texas, Oregón, Portland, Syracuse, Seattle, Massachusetts y Nueva York, (Estados Unidos), en Turín (Italia) con el título "Donne di Sabbia" presentándose también en Roma, Padova, Pinerolo, Bolonia, Udine, Milán y Venecia; en Hualpén (Chile), Puerto Deseado, Villa Mercedes y Río Grande en Tierra del Fuego, (Argentina), Burgos, León, Guadalajara, Álava en el País Vasco, Barcelona, Valencia, Xirivella, Alcalá de Henares, Santa Cruz de Tenerife Islas Canarias, (España), Buenos Aires y Santiago de Chile (Festival Espacios Comunes Chile-Argentina), con el grupo Arenas Morenas en La Plata, Argentina, en Colombia por el grupo Teatriados, en Costa Rica, Alemania, Canadá, Cuba, Guatemala, Londres, (Gran Bretaña) y tres montajes diferentes en Uruguay.vi

La pregunta que se nos abre delante es ¿por qué si este tema es exclusivamente mexicano y está tan “focalizado” en Juárez, ha sido montado y sigue siendo montado por tantos artistas alrededor de la República Mexicana y del mundo?

Deseamos que la respuesta sea obvia. Que lo fuera. Pero desgraciadamente para algunos no lo ha sido del todo.

Llamativamente cada vez se unen más y más voces que se van haciendo un solo grito que clama: Ni una muerta más. ¿Es mucho pedir?

La realidad que asola al norte mexicano ya no es solamente exclusivo de esa región, la violencia se ha extendido alarmantemente a todo el país. Aquél México pacífico y bello del que nos sentíamos orgullosos sus originarios, está volviéndose estampa narrada por los abuelos. Y es que la violencia hacia la mujer siempre ha existido, pero nunca como ahora, naciendo directamente de las entrañas del narcotráfico y el crimen organizado. Su representación contemporánea es atroz, pareciera sacada de la más retorcida película de ficción. Si a esto se le suma la complicidad alevosa de las “autoridades” o su complicidad por omisión, estamos ante un panorama que necesita de todos los refuerzos posibles para denunciarla sin que el cansancio llegue.

La mayoría de los montajes han contado con el apoyo de las organizaciones "Nuestras Hijas de Regreso a Casa", "Comité Cerezo" y "Comité Pável González: contra el olvido y la impunidad". En Italia, España y México ha contado con el apoyo de Amnistía Internacional. En Uruguay contó con el apoyo de Amnistía Internacional Sección Uruguay y el colectivo "Mujeres de Negro"-Uruguay.vii

El tema de las mujeres asesinadas y desaparecidas de Ciudad Juárez ha trascendido porque es uno de los picos de las múltiples puntas del iceberg que es el fenómeno de violencia de género. Indignante y dolorosamente no es el único, pero sí uno de los más aterradores, por ello para muchos de los defensores sociales y activistas, esta obra resulta trascendental para denunciar y dar a entender en una sentida y profunda, así como poética y no por ello menos desgarradora forma, el fenómeno de la violencia hacia el sexo femenino, cuando llega a uno de sus estandartes más elevados.
Hemos encontrado en la dramaturgia de Robles un altavoz poderoso para hacernos escuchar. Todas y todos aquellos indignados que buscamos justicia, nos hemos apoderado del texto para que llegue a tod@ aquél que desee escucharlo, y sobre todo para los que no tengan oídos para él.

El texto de Humberto Robles se ha convertido en la obra de teatro sobre el feminicidio en Ciudad Juárez más montada en el mundo, con representaciones a cargo de medio centenar de grupos en varias ciudades de México, Argentina, Canadá, Colombia, Costa Rica, Chile, España, Italia, Uruguay y Estados Unidos.viii

Es así como Mujeres de arena, ya no sólo es per se el texto sobre Juárez y sus mujeres más montado, sino que se engrandece y trasciende para volverse un texto obligado para comprender lo que está sucediendo con el género femenino alrededor del mundo; es una invitación a que la venda de nuestros ojos caiga y con sensibilidad, inteligencia y solidaridad comprendamos que la resonancia que tiene esta obra dramatúrgica nos grita a todas voces lo absolutamente innegable ya, las mujeres estamos siendo cada vez con más odio, ultrajadas y violentadas en todos nuestros derechos, pero sobre todo en el más primigenio de todos: nuestra existencia.

En muchas ciudades se replica con vehemencia el modelo de desgobierno de Juárez. En esta entidad a finales de los ochenta se venían denunciando las primeras desapariciones, las primeras afrentas contra las mujeres que fueron minimizadas. El acoso en las calles y el laboral fueron ignorados. Continuaron las desapariciones. Hoy vemos como la ola ha crecido sin que se logre contener. ¿Hasta cuándo? Si el gobierno no está de nuestra parte, tendremos que buscar otras vías.

Esta nota de prensa de Jenaro Villamil lleva por título: Feminicidios, los Gobiernos que Odian a las Mujeres. Clarificador. Verdaderamente clarificador.

Entre esos gobiernos se encuentra el de Chihuahua. La administración priista que encabeza ahora César Duarte no sólo hereda el más alto número de crímenes contra mujeres en Ciudad Juárez en los últimos 15 años, sino dos casos que han conmovido a la opinión pública: el asesinato de Marisela Escobedo, madre de otra joven asesinada, Rubí, cuyo principal desafío fue haber exhibido a las autoridades de Chihuahua y de Zacatecas por su enorme negligencia para detener al homicida de su hija; y el de Susana Chávez, activista desde hace décadas en contra de los crímenes de Juárez y autora de la frase “ni una muerta más”.
El caso de Marisela Escobedo se ha convertido en un escándalo internacional. La última edición de Proceso tiene en su portada el rostro de esta mujer indomable y extractos de las actas ministeriales sobre su caso. En el reportaje firmado por Rosario Manzanos se confirma que la “indolencia asesina” es compartida tanto por las autoridades de Chihuahua como las de Zacatecas, éste estado gobernado hasta hace unas semanas por una mujer de izquierda, Amalia García, que se preciaba de ser defensora de género.

Lo que más alienta a los feminicidas es este clima de impunidad y de omisión en las autoridades ministeriales. O quizá a lo que estamos asistiendo es a un complejo engranaje de complicidad desde las procuradurías y policías estatales donde se localizan los verdaderos criminales contra mujeres.ix

Es así como se van presentando ante nuestros ojos las múltiples razones que nos van llevando a responder: ¿Por qué montar mujeres de arena?

Porque es absolutamente necesario.

Cada desaparecida y asesinada, nos compete. Cada vejación nos cimbra.

Lo que le hacen a una, nos lo hacen a todas. Porque ninguna está exenta. Porque la que sigue puede ser cualquiera de nosotras. Porque ninguna está segura en las calles, ni en su casa, ni el orden de su vida, cuando cada día son golpeadas, torturadas, violadas o asesinadas mujeres como la que suscribe este escrito. Nadie está a salvo.

¿Qué relación podrían tener las Mujeres de Juárez con el caso de Yakiri Rubio*x? ¿Por qué caminar con pancartas que exigen justicia para Yakiri con la leyenda: Todas somos Yakiri?

Porque lo somos.
En Mujeres de arena, se revela esta verdad. Una de las líneas de la obra dice: Cuerpo de mujer, peligro de muerte. Particularmente es una de las que más cimbra a la audiencia. Por su contundente veracidad.

Negar la urgencia de que el texto sea difundido y valorado es sumarse a la ceguera que como sociedad nos ha invadido. No queremos ver lo que está frente a nosotr@s porque duele. Pero si no lo detenemos, dolerá aún más.

¿Es acaso que nos volveremos cómplices por omisión?

La urgencia de que estas voces sean escuchadas es porque el tema no está agotado, hasta el día de hoy en el 2014, las desapariciones no han cesado en Juárez y siguen apareciendo mujeres como Esperanza Chaparroxi que desapareció el 26 de enero del año en curso y regresó a casa, sólo para ser sepultada.

¿Cuántas muertas son muchas? ¿Y cuántas más deberán ser para que nos sumemos a este clamor de justicia?

Nos compete, no solamente como artistas, reflejo de nuestra sociedad. Nos incluye como mujeres, hombres, sociedad entera, colaborar a que ninguna mujer viva con miedo, a que pueda desarrollarse la vida en su plenitud en cualquier orden social, en cualquier país a cualquier hora.

Mujeres de arena clama por Juárez sí, pero también por el Estado de México, por Yakiri, por Argentinaxii, por Brasil, por Guatemala, por las mujeres golpeadas en casa, por la explotación infantil femenina, por la trata...por cada situación donde los derechos de las mujeres sean violentados. Pero además, lo hace por la JUSTCIA y la DIGNIDAD HUMANA, en sí misma, porque cada agravio cometido a una de nosotras, es un agravio a la humanidad misma. Una escisión al género humano mismo. Mujeres de arena, no sólo habla de mujeres, grita humanidad y eso es lo que buscamos tocar quienes hacemos teatro. Con la enorme necesidad de que en cada montaje logremos transformar este mundo, que pareciera estársenos deshaciendo a pedazos y que no queremos perder.

Daniela Esquivel
Tlalnepantla de Baz, marzo/abril 2014.

Nota:
Las citas no fueron hechas en el formato APA ni en ninguno otro, porque se busca agilizar el acceso rápido a la liga, para mayor eficacia de la consulta del lector@.

i http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/03/20/actualidad/1395335720_262349.html
ii http://proyectocuerpodemujerpeligrodemuerte.wordpress.com/2013/07/05/mapa-del-feminicidio-en- america-latina-2013/
iii http://nuestrashijasderegresoacasa.blogspot.mx/
iv http://nuestrashijasderegresoacasa.blogspot.mx/
v http://proyectocuerpodemujerpeligrodemuerte.wordpress.com/2013/07/05/mapa-del-feminicidio-en- america-latina-2013/
vi http://es.wikipedia.org/wiki/Mujeres_de_Arena
vii http://es.wikipedia.org/wiki/Mujeres_de_Arena
viii http://www.informador.com.mx/cultura/2009/149569/6/mujeres-de-arena-levantan-sus-voces-contra-la- violencia.htm
ix http://jenarovillamil.wordpress.com/2011/01/12/feminicidios-los-gobiernos-que-odian-a-las-mujeres/
x http://www.vice.com/read/yakiri-rubio-killed-her-rapist-in-self-defensenow-she-may-go-to-prison Otra liga: http://www.jornada.unam.mx/2014/03/03/politica/017a1pol
xi http://nuestrashijasderegresoacasa.blogspot.mx/
xii http://cosecharoja.org/argentina-un-femicidio-cada-30-horas/